Después de desayunar como los auténticos campeones, con las cosas que nos dejaron los dueños de la casa, nos fuimos a esquiar a las pistas del Gran Sasso, también llamadas de Campo Imperatore. Bueno, en realidad esquiaron la rubia y el ojazos. Maridísimo esta vez se quedó de ayuda de cámara de sus pequeños y yo no esquié, que para mí no hay tortura mayor que combinar frío y deporte, así que lo del esquí no lo termino de entender demasiado bien. Eso sí, las vistas de toda la cordillera de los Apeninos frente a nosotros ha sido más que excepcional.
Pensando en aquellos de vosotros que sois casi olímpicos del esquí, le he preguntado a maridísimo su opinión de las pistas y parece que no están mal para pasar el rato. No hay mucha gente y los precios son bastante baratos. Hay que subir en un funivia (funicular) que sube de 1118 metros a 2118 metros. ¡Es increíble!. Desde las pistas se ve el pico más alto de los Apeninos, que se llama Il corno grande y roza los tres mil metros (2920).

Quien da envidia a quien?
¡¡Démonos envidia mutuamente y regodeémonos en esa envidia cochina, por favor!!
Siiiii.