Hoy han empezado el colegio los bambini. Resulta que por motivos de seguridad y para agilizar un poco el proceso nos mandaron un ordenado plan de entrada. Pues parecía sencillo, hasta que el caos italiano lo convirtió en… un pelotón, llámalo ciclista por el barullo o de fusilamiento por cómo me sentía yo. ¡Qué buen hacer, qué orden, qué concierto!. Pero al final, con sólo hora y media de retraso, todo un logro, dejé a la rubia y al ojazos en sus respectivas clases. La rubia contenta porque va con dos de sus mejores amigas (según ella) y un poco preocupada porque va con una profesora muy exigente y que grita mucho (según ella también). Y el ojazos pues ya pensando en el partido de fútbol que se va a echar a las tres y media cuando salga del cole y contento porque va con tres de sus mejores amigos…¡pobre maestra, la de calcio que va a tener que aguantar!.
Después me he ido hasta Piazza Spagna a fotografiar los murales de la estación de metro, donde doce artistas, en su mayoría franceses e italianos, pero también un argentino, han puesto color al gris general y han dibujado personajes, animales, fragmentos de naturaleza, caras, figuras geométricas, ángeles, demonios…Para muestra un botón.