
Siempre que tengo visita, y a veces sin tenerla, termino pasando en algún momento por El Vaticano. La verdad es que es un lugar curioso. Lo ideal, cuando uno visita Roma por primera vez sería visitar en el mismo día las catacumbas y el Vaticano, para ver el contraste.
Afortunadamente hoy pudimos disfrutar de nuevo de la tregua que nos está dando la lluvia en esta primavera adelantada. En el centro de la Plaza de San Pedro, desde el año 1585, se encuentra el segundo obelisco más alto de Roma, el obelisco Vaticano, pues mide más de 25 metros y pesa 330 toneladas. El obelisco fue construido en Egipto en el año 1992 a.C (que se dice pronto) y fue traído a Roma por Calígula en el año 37 d.C. Lo que diferencia a este obelisco de otros construidos en Egipto es el hecho de que carece de jeroglíficos, cosa de la que no te das cuenta en un primer momento, pero que es cierto que hace que el obelisco parezca un poco más “desnudo” que sus “congéneres”.
