Día “capicúa”…o algo parecido.
Mañana de sábado soleada y agradable.
A las dos de la tarde, el viento hasta el momento susurrante, sopla con fuerza y la oscuridad se abalanza violentamente sobre la ciudad y comienza a llover, como sólo sabe llover en Roma.
Después…

Tarde de sábado soleada y agradable. Otra vez.