Hubo un tiempo, hace muchos, muchos años, en que también yo creí que encontraría una forma alternativa de vivir la vida, una forma fuera del estándar. Sin embargo, uno nunca sabe cuando va a encontrarse en un estado de felicidad lo suficientemente significativo como para desear plantarse, incluso aunque termine siendo todo aquello que nunca pensó ser – pero, eso sí, en Roma.