Llevaba yo barruntando un tiempo – años diría – mi adicción al azúcar. Por eso he decidido ver hasta que punto llega mi enganche y cuánto tiempo soy capaz de aguantar sin que mi cuerpecito serrano ingiera azúcar refinada, labor complicada por otro lado, pues no hace falta más que leer las etiquetas de los productos que compramos en el supermercado para darse cuenta de que en este mundo, menos en la política, hay azúcar hasta en el aire que respiramos.
En fin, mientras sucumbo a la tentación, que sucumbiré, me consuelo (o me martirizo) mirando imágenes de dulces italianos…como lo sfratto, que es típico de Pitigliano, pero de origen judío, e incluso es posible que el verdadero origen se remonte hasta los etruscos. Se trata de una especie de bastón de pan relleno de miel, frutos secos, ralladura de naranja, anís…¡¡aaaayyyyy!!