Ya os he hablado alguna vez de una pista ciclista que va de Ponte Milvio a Castel Giubileo, paralela al río, a lo largo de casi doce kilómetros. A mi, aunque a los jardineros se les olvide demasiado frecuentemente podar las veredas y aunque mi vecino diga que “fa schifo” (da asco), me gusta mucho perderme por allí con la bicicleta, dejarme llevar entre campos de flores, escuelas de equitación y clubs deportivos, y descubrir además que cada tramo tiene el nombre de una mujer de la resistencia italiana.