Después de este verano extraño, lleno de puntos – de sutura, suspensivos, seguidos, aparte e incluso, el convencimiento de algún que otro, final – comienza nuestro último “de todo” en Roma y no sé si lo siento como un castigo o como un alivio. Sea como sea, lo cierto es que se ve todo diferente desde el último escalón, con mucha más perspectiva y más conocimiento de todo lo que se gana y se pierde con el salto… con el de ida y con el de vuelta. La mirada de la “última vez” es incluso más intensa que la de la “primera vez” y eso es mucho decir. Por lo demás, para suavizar este nuevo (y último) tránsito estival entre nuestras dos realidades, tenemos visitantes que nos dan alegría y nos quitan (mucho) sueño.
Qué importantes son los puntos… toda la vida usando -en exceso- los suspensivos, y temiendo al punto final (de los finales)… pero,. la verdad, es que dejar ir, entender los ciclos, saber adaptarse, entender el cambio como proceso, es la esencia de la vida. Te echo de menos y te acabas de ir, que el terremoto no mueva más las bases, -que esas son muy solidas en todo lo tuyo-, disfruta de la compañía y hablamos!!!!!!