Lo mejor de Roma son sus zonas verdes. Es la posibilidad de hacer un picnic en uno de sus muchos parques (hoy hemos inaugurado la temporada en el parque di Tor di Quinto después de montar en bicicleta por la pista ciclista de la que ya os he hablado alguna vez) o dar un paseo, sentir un olor a campo, buscar y encontrar un establo lleno de caballos (a solo dos kilómetros de Piazza Spagna). Y esta ciudad que me enloquece por muchas otras razones menos agradables, me vuelve loca también por este tipo de contrastes fantásticos.